Como se clasifican los ecosistemas acuaticos
Marina
Un ecosistema lacustre incluye plantas, animales y microorganismos bióticos (vivos), así como interacciones físicas y químicas abióticas (no vivas)[1] Los ecosistemas lacustres son un ejemplo excelente de los ecosistemas lénticos (léntico se refiere a agua dulce estacionaria o relativamente quieta, del latín lentus, que significa «perezoso»), que incluyen estanques, lagos y humedales, y gran parte de este artículo se aplica a los ecosistemas lénticos en general. Los ecosistemas lénticos pueden compararse con los lóticos, que incluyen aguas terrestres corrientes como ríos y arroyos. Juntos, estos dos ecosistemas son ejemplos de ecosistemas de agua dulce.
Los sistemas lénticos son diversos, y van desde una pequeña charca temporal de agua de lluvia de unos pocos centímetros de profundidad hasta el lago Baikal, que tiene una profundidad máxima de 1.642 m.[2] La distinción general entre charcas/estanques y lagos es vaga, pero Brown[1] afirma que las charcas y los estanques tienen toda la superficie del fondo expuesta a la luz, mientras que los lagos no. Además, algunos lagos se estratifican estacionalmente. Los estanques y piscinas tienen dos regiones: la zona pelágica de aguas abiertas y la zona bentónica, que comprende las regiones del fondo y la orilla. Dado que los lagos tienen regiones de fondo profundas no expuestas a la luz, estos sistemas tienen una zona adicional, la profunda[3]. Estas tres zonas pueden tener condiciones abióticas muy diferentes y, por tanto, albergar especies que están específicamente adaptadas para vivir allí[1].
Mamíferos
Un ecosistema acuático es un ecosistema que se encuentra en una masa de agua y sus alrededores. Se contrapone a los ecosistemas terrestres, que son los que se encuentran en la tierra. En los ecosistemas acuáticos viven comunidades de organismos que dependen unos de otros y de su entorno. Los dos tipos principales de ecosistemas acuáticos son los marinos y los de agua dulce[1] Los ecosistemas de agua dulce pueden ser lénticos (agua de movimiento lento, como charcas, estanques y lagos); lóticos (agua de movimiento más rápido, por ejemplo, arroyos y ríos); y humedales (zonas en las que el suelo está saturado o inundado al menos durante una parte del tiempo)[2].
Los ecosistemas marinos son los mayores ecosistemas acuáticos de la Tierra y existen en aguas con un alto contenido en sal. Estos sistemas contrastan con los ecosistemas de agua dulce, que tienen un menor contenido de sal. Las aguas marinas cubren más del 70% de la superficie de la Tierra y representan más del 97% del suministro de agua del planeta[3][4] y el 90% del espacio habitable de la Tierra[5] El agua de mar tiene una salinidad media de 35 partes por mil de agua. La salinidad real varía entre los distintos ecosistemas marinos[6]. Los ecosistemas marinos pueden dividirse en muchas zonas según la profundidad del agua y las características de la costa. La zona oceánica es la gran parte abierta del océano donde viven animales como las ballenas, los tiburones y el atún. La zona bentónica está formada por los sustratos situados bajo el agua, donde viven muchos invertebrados. La zona intermareal es el área entre las mareas altas y bajas. Otras zonas cercanas a la costa (neríticas) pueden ser las marismas, las praderas marinas, los manglares, los sistemas intermareales rocosos, las marismas, los arrecifes de coral y las lagunas. En las aguas profundas, puede haber respiraderos hidrotermales donde las bacterias quimiosintéticas del azufre forman la base de la red alimentaria.
Pantano
Los ecosistemas de agua dulce han sufrido importantes transformaciones a lo largo del tiempo, lo que ha repercutido en las distintas características de los ecosistemas[4] Los primeros intentos de comprender y vigilar los ecosistemas de agua dulce estuvieron motivados por las amenazas a la salud humana (por ejemplo, los brotes de cólera debidos a la contaminación de las aguas residuales)[5] Los primeros controles se centraron en los indicadores químicos, luego en las bacterias y, por último, en las algas, los hongos y los protozoos. Un nuevo tipo de seguimiento consiste en cuantificar distintos grupos de organismos (macroinvertebrados, macrófitos y peces) y medir las condiciones de los arroyos asociadas a ellos[6] Las amenazas a la biodiversidad de agua dulce incluyen la sobreexplotación, la contaminación del agua, la modificación de los caudales, la destrucción o degradación del hábitat y la invasión de especies exóticas[7].
Existen tres tipos básicos de ecosistemas de agua dulce: Lénticos (agua de movimiento lento, incluyendo charcas, estanques y lagos), lóticos (agua de movimiento más rápido, por ejemplo, arroyos y ríos) y humedales (zonas en las que el suelo está saturado o inundado durante al menos una parte del tiempo).
Zona intermareal
En la naturaleza existen diferentes tipos de ecosistemas según sus características y su entorno principal. Hoy nos vamos a centrar en hablar de los ecosistemas acuáticos. Aquí encontramos todo tipo de seres vivos cuya actividad y vida se establece dentro de un hábitat que está cubierto por el agua. Los ecosistemas acuáticos cubren aproximadamente el 70% de la superficie terrestre. Su importancia hace que el ser humano dependa en gran medida de estos ecosistemas.
El elemento más importante de la tierra es el agua. Los ecosistemas acuáticos están formados por animales, vegetación, flora y otros organismos que viven en el agua. Los ecosistemas acuáticos son tanto de agua dulce como de agua salada. Los de agua dulce son los lagos, arroyos, ríos, lagunas y los de agua salada son los océanos y mares.. Todos aquellos hábitats donde se aloja la vida y existe una simbiosis con el agua dulce o salada se considera un ecosistema acuático.
Se trata de aquellos ecosistemas donde los componentes vivos desarrollan todas sus actividades en el agua, ya sea salada o dulce. Al haberse adaptado a los ecosistemas acuáticos, han podido adquirir peculiaridades físicas muy relacionadas y han evolucionado de forma diferente a lo largo de los años.